miércoles, 13 de octubre de 2010

Gente feliz

Una de las cosas que más me sorprende de Brasil es que la gente es feliz con lo que tiene y con su trabajo. Uno de mis primeros momentos en Itú me llevó a una empresa que trabaja el metal, estructuras y cosas así. Era muy parecida a las que conozco de Vigo, pero todo estaba más limpio y el trabajo parece más jerarquizado. Se ven muy claras las estructuras del poder en el intramundo de la fábrica. Los dueños arriba, los obreros abajo, y todo muy limpio por unas chicas que cuando te acercas agachan la cabeza para que no se cruce tu mirada con la suya. El trabajo se nota que fluye con velocidad, pero la diferencia básica con Europa está en la tecnología. Así tal vez no suba mucho la productividad, pero influye mucho más el factor humano en el resultado final. Es un trabajo más humanizado, aunque –tal vez- menos eficaz. Y aún así se les ve felices.

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