viernes, 31 de diciembre de 2010

Sorocaba

En Brasil hay muchas ciudades con un millón de habitantes (arriba o abajo) que son unas completas desconocidas para nosotros en Europa. Entre ellas está Sorocaba. Con unos 800.000 habitantes, esta ciudad que está al sur de Itú, a unos 50 km., me dejó gratamente sorprendido. Tuve que ir allí el pasado martes para solucionar papeles de mi visado en la Policía Federal y pude pasear un poco por sus calles y avenidas. Sorocaba está bastante bien planificada; la ciudad se hace amable para el visitante. Tiene buenas infraestructuras, calles peatonales y zonas verdes por todas partes. Me ha gustado en una primera (y apresurada) impresión. El próximo lunes conoceré Campinas... Ya os contaré.

Aquí cuando llueve...

Aquí cuando llueve... Llueve.
La foto la saqué hace unos días. Afortunadamente, este fin de año está siendo muy caluroso y soleado. No he podido subir últimamente nuevas entradas al blog por razones logísticas, pero estoy preparando un paquete de entradas acerca de lo que he estado viendo y conociendo en estos días de vacaciones, y que me dejan un regusto muy satisfactorio. Cada vez estoy más convencido de que este país merece mucho la pena.

Entrada #100

A los que me quieren, a los que no me quieren, a los que me odian, a los que se alegran, a los que se divierten, a los que no están contentos, a Irene, a mi madre, a mis amigos, a mis hermanos, a los que están en España, a los que están en Brasil, a Bea Guimeráns, a Javier Ojea, a Ricardo, a Sole, a mis tíos y a mis primos, a los que se divierten viendo cómo se pone el sol, a los que toman uvas, a Fernando, a los que están cabreados, a Zapatero, a Rajoy, a los que algún día están desesperados, a Javier Pazó, a Antonio, a mis enemigos, a Eduardo Reguera, a Fernando Franco, a Maite, a los que no se van a comer las uvas, a los que se las comerán, a mi padrino, a Javi y a Andrea, a Emilio y a Isa, a Palito y a Iago,  a Roi y Antía, a Ana, a Julita, a los que tienen sed, a los que toman caipirinhas, a José, a Maribel, a Bel, a Tote, a Andrés, a los que suben en el autobús por las mañanas, a la chica que está siempre en la parada del autobús, a Conchi, a Nando, a María, a Eva, a Anita, a Chance, a Sardiña, a los que me cruzo en la calle...
Especialmente a tí (que siempre vas a acudir cuando silbo)...
A todos...
¡¡¡Feliz 2011!!!

lunes, 27 de diciembre de 2010

Estampas desde Itú (5: Atascos en Nochebuena)

... Y los atascos como en España... Las compras de última hora colapsaron el centro de la ciudad.

Estampas desde Itú (4: Navidad)

A pesar de los más de 30º, la Navidad aquí tiene sus árboles, sus Papa Noëles y sus cosas...

De las comidas de empresa: Aquí como en cualquier parte

Resulta difícil hallar diferencias entre las comidas de empresa de España y las de Brasil., las famosas comidas de "confraterniçacâo": El tipo de comida y el tiempo, el calor de aquí, vamos... Porque en cuanto a lo demás, no pude ver grandes cosas distintas. Como aquí la gente es más bien impuntual, yo -que llegué veinte minutos tarde- fui el primero en llegar. Tal vez por eso me "castigaron" sentándome enfrente de él: El Sr. Aníbal. (A la izquierda en la foto superior) se pasó toda la comida del pasado día 23 diciendo a todo el que se ponía a tiro: "Nossa empresa é internacional, temos un funcionário (empleado) espanhol..."
Mucha cerveza, alguna caipirinha y alguna copa después sólo quedábamos los más valientes... Los que salen en la foto y yo, que la estaba haciendo... Como en cualquier comida o cena de empresa de España, vamos...

sábado, 25 de diciembre de 2010

"Natal brasileiro"

Al final, todas las Navidades familiares son muy similares: discusiones sin término sobre los temas más absurdos, demostraciones acerca de las habilidades y conocimientos de unos y otros en las más diversas tonterías (si yo sé que yendo por tal carretera voy a llegar antes a pesar de hacer cincuenta kilómetros más, o si el cava se hace también con el método champanoise o de otra forma)... Pero cuánto lo echaríamos de menos si no pudiésemos tener esta fiesta cada 365 días.
Evidentemente yo he vivido esta Navidad de una forma bien diferente. En vez de estar abrigado hasta las orejas, me he pasado buena parte de estos días en bañador o bermudas y siempre con una camiseta en vez de con un abrigo... Pero también lo he pasado (o lo estoy pasando, mejor dicho) lejos de los míos y cerca de otros que también están empezando a ser míos; no estoy con mis hermanos y sobrinos, pero estoy con mis primos y sus hijos... Y la historia, con pequeños matices, se repite.
Además está Internet. He podido hablar con mi madre posiblemente más tiempo que el que hubiese hablado con ella si yo estuviese en Vigo y todo gracias al Skype. He podido estar en contacto con todos gracias a la Red y posiblemente eso ha facilitado las cosas.
Tengo "morriña", pero no tanta como esperaba. Estoy contento, sumergido en una Navidad a 35º que se me hace extraña, pero que es igual que la que pasaría en Vigo a 7º... O casi.

martes, 21 de diciembre de 2010

Estampas desde Itú (3)

Yo creo que Hitchcock rodó aquí la película "Pájaros"... esta mañana todos estaban amenazantes en el tendido eléctrico delante de mi casa.

lunes, 20 de diciembre de 2010

Colgar las botas

No me acuerdo en qué Universidad española se puso de moda lo de colgar botas, zapatillas de deportes o incluso zapatos de los tendidos eléctricos, ni tampoco me acuerdo con motivo de qué se hacía eso. Ni siquiera estoy seguro ahora que fuese en España, ni que fuese una Universidad... Pero el caso es que la moda ha llegado a Brasil.
Con motivo de las diversas "formaturas" (graduaciones) que se están sucediendo estos días, el tendido eléctrico de mi barrio se está poblando de botas viejas, tenis y zapatos varios... Supongo que todas las tonterías son contagiosas...

viernes, 17 de diciembre de 2010

¿Dónde co*o está la "ñ"?

Vamos a ver... Que no, que no, que no me he vuelto vago... Lo que pasa es que estoy con el stress de mucho trabajo antes de las mini-vacaciones de navidad. Y es del trabajo de lo que quería hablar hoy. No sabéis lo traumático que resulta escribir en español desde un teclado de PC brasileño. Uno está tan tranquilo, en plena vena creativa, cuando de repente... ¡¡hala!! ¡¡has escrito una mierda!! Donde querías poner español, has puesto "espaçol", donde querías poner mañana, has puesto "maçana"... Y por no hablar de los acentos, de abrir y cerrar admiraciones e interrogantes... ¡Menudo quejica estoy hecho! ¿verdad?

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Lo que nunca se debe hacer


En Brasil NUNCA dejes el dinero del autobús encima del mostrador del conductor. Te puedes ganar una bronca de campeonato. Hay que darlo en la mano. Uno de los primeros días de autobús se me ocurrió dejar el dinero encima de este pequeño espacio que hay encima del cajón del dinero. El conductor casi me echa del autobús... Pero no, no me echó: la solución que puso fue aún peor.
Se pasó todo el viaje gritando, diciendo en voz muy alta cosas que casi no pude entender... o que no quise entender. Cosas como que qué me creía yo, que esos no eran modales, que a quién se le ocurre dejar así el dinero, que la próxima vez me echaba a patadas del autobús... que qué se yo...
Desde ese día doy siempre el dinero en la mano

domingo, 12 de diciembre de 2010

De los raros nombres brasileños

Todos sabéis a estas alturas que los nombres de pila en Brasil son todo un caso. Nombres como Iridiana, Wellington, Sennio, Itie, Enos, Marilene, Ademilson o Rooney (incluso Runei, así escrito) son tan comunes como extraños suenan a oídos como los nuestros. Pero lo que me he encontrado estos días supera todo raciocinio que uno quiera aplicar... El pasado viernes, en el trabajo, me presentaron a un tío que se llamaba Hurbanitação. Os juro que tuve que preguntar dos veces cómo se escribía, porque no daba crédito...
Creo, por otra parte, que van a poner una serie de límites legales a este tipo de atropellos, pero no sé si será demasiado tarde.

viernes, 10 de diciembre de 2010

Estampas de Itú (2)

Esta mañana, mientras que venía hacia el trabajo, hice esta fotografía en un negocio de coches usados... Me pregunto si querrán un Lancia "tan usado"...

jueves, 9 de diciembre de 2010

En el barrio (4ª parte)

La vida en mi nuevo barrio transcurre con normalidad. Ya empiezo a conocer a la gente que está a mi alrededor. Veo las mismas caras a las mismas horas, ya me conozco mejor los horarios (si es que se puede llamar así) de los autobuses, he descubierto algunas tiendas con cierto encanto... (De ellas hablaré próximamente).
En la parada del autobús, ahora que ya he descubierto que el de las 6:50 es el que me resulta mejor para ir a trabajar, coincido con una chica joven que vive en la calle paralela a la de mi casa. Los primeros días me veía con cierto recelo, como quien tiene miedo a las novedades, pero hoy ya se ha atrevido a sonreir al verme.
Ayer por la tarde, mientras que en la Iglesia retumbaban los sones del "Adeste Fideles" -que ya me lo sé de memoria de escucharlo todos los días-, los niños estaban jugando al fútbol en el parque cuando yo iba hacia el "Alvorada" a comprar un poco de pan y queso. Aquí todos los niños juegan al fútbol.
La dependienta del súper que se encarga de pesar la fruta y el fiambre ya me conoce; me llama el "espanhol". No son muchos los hombres que se ven en el "Alvorada", lo más alguno que va a comprar cervezas u otro que acompaña a su mujer a cargar con la compra. No sé si verme a mí cargado con detergente, agua, pasta o pimientos les resulta curioso, pero a mí me parece que me ven con cara de extrañeza. De hecho, siempre me dejan pasar delante en la fila del fiambre, privilegio al que yo renuncio por principios, o se ríen cuando discuto con la cajera porque no me ha hecho el descuento que ponen en los carteles al comprar dos garrafas de agua "Schinn" de cinco litros. Ya no sé si se ríen porque discuto o por mi portuñol, que cada vez es menos portuñol y más una amalgama entre portugués brasileiro, galego y castellano...
En fin, que me empiezo a sentir muy cómodo en el barrio, a pesar de que sólo puedo disfrutarlo una pequeña parte del día...

miércoles, 8 de diciembre de 2010

En el autobús

Hace unos días os hablaba de lo que me sorprendía ver en el día a día cómo estaba mezclada la religión con las cosas y actos cotidianos. Pues aquí está el documento gráfico. Linea 12 de la Vitu (Itu Viação), 07:00 horas: la chica que está sentada al lado de la ventanilla deja de leer sus apuntes de los que va a examinarse (supongo) esta misma mañana para santiguarse al pasar por delante de la Iglesia que se ve al fondo. Mientras que tomaba disimuladamente esta foto, yo iba viendo para el conductor, que ni corto ni perezoso también soltó el volante y se presignó. Y a lo largo del viaje de unos veinte minutos pasamos por delante de, al menos, cinco iglesias o lugares de culto.

Casi una tragedia...

Este lunes casi no hemos podido trabajar en la Publicenter a causa de la falta de luz. Un camión aparcado se quedó sin frenos y derribó un poste y el muro de una casa de la favela que colinda con nuestra empresa. Pudo ser una tragedia, porque en la calle es donde juegan a todas horas decenas de niños, y porque en la casa en ese momento estaban todos al otro lado, no en la parte del muro.
El caso es que fue el divertimento de inicio de semana, aunque para nosotros fue un trastorno el estar prácticamente siete horas sin luz, o con contínuas idas y venidas de la tensión, y sin Internet durante dos días. El tema de la reparación sí que fue todo un espectáculo: dos camiones grúa para sacar el camión averiado, otros dos camiones de la compañía eléctrica, otro de Telefónica... Los niños de la favela se lo pasaron en grande subiéndose a todos ellos y viendo cómo desmontaban transformadores de media tensión, cables de corriente y teléfonos... Al cabo de unas horas, ya estaban todos ayudando a reconstruir el muro derribado... Pudo ser una tragedia y acabó en una fiesta... Brasil es así.

lunes, 6 de diciembre de 2010

Televisión

Este fin de semana ha quedado instalada la nueva antena de TV de mi nueva casa. Se cogen varios canales, todos analógicos, y tras una primera vista, la programación es igual de decepcionante que en España. Telerealidad y telebasura se mezclan, con ciertos toques de la zona, pero hay lo mismo: "BBB" Big Brother Brasil (Gran Hermano) y La máquina de la verdad son dos de los formatos estrella. En plena globalización, no encuentro -por ahora- formatos propios de la televisión brasileña que me llamen la atención. Hay pocas películas, las mismas series americanas que en España, los programas de tipo "España Directo" y así. Ahora que en horario de Prime Time sólo puedes ver las mejores telenovelas de cuatrocientos o quinientos capítulos...
Eso sí: de los canales que puedo ver, más de la mitad son de tipo religioso con predicadores cristianos o protestantes muy variados, en los que venden afiches religiosos que te mandan directamente a casa en 24 horas, que si la piedra de la virgen, que si el rosario de tal santa, que si la biblia de la Iglesia "do evangelio quatripartito" (?)... En fin, que prefiero seguir escuchando la radio por internet...

jueves, 2 de diciembre de 2010

En el barrio (3ª parte): Despertando

A las seis y cuarto de la mañana, el barrio se está despertando. Cuando voy a coger el autobús se ve poca gente por las aceras... Sólo hay algunas mujeres que corren en mi misma dirección para llegar a la parada. La mayoría de ellas trabajan en alguno de los condominios más lujosos de Itú: El de las Terras de São José, que está cerca de mi barrio, o el del Jardim Theodora, que está cerca de mi trabajo -ambos unidos por la línea 12, que es la que yo utilizo-.
En el autobús hay una mayoría abrumadora de mujeres que van a trabajar en casas del condominio Theodora. De hecho, el autobús que va hasta los topes, se queda prácticamente vacío en la parada anterior a la que yo me bajo. Son, como digo, la mayoría mujeres y la mayoría negras. Las hay de todas las edades y casi todas cogen el autobús a las mismas horas que yo, tanto a la ida, como a la vuelta. Ver a un hombre, y blanco, en medio del autobús, les mosquea... Hacen comentarios entre ellas que a veces no consigo entender, pero que veo que son acerca de mi presencia allí, porque no se cortan ni un pelo a la hora de cuchichear señalándome. El primer día pensé que era porque no me había vestido bien, o porque había salido a la calle en pijama, pero no... No me señalaban por ninguna cuestión derivada de haber salido dormido a esas horas de la mañana. Ahora ya me he acostumbrado a ese tipo de comentarios y de cuchicheos...
A las seis y cuarto de la mañana, la ciudad está despertándose, como mi barrio. La cruzamos de lado a lado en el 12. Se ve a la gente abriendo comercios, cargando cajas, limpiando cristales... En el Mercado de Itú (nada que ver con el de São Paulo), llegan camionetas que entorpecen el paso del autobús.
A las siete menos diez ya estoy en el trabajo. Espero en la puerta, porque aún no ha llegado nadie. Están despertándose, como la ciudad.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

En el barrio (2ª parte)

Ya lo sabéis: en este blog también está prohibido entrar con bicicleta, con animales domésticos o sin camisa...
A veces me pregunto si el analfabetismo tan extendido entre las clases más desfavorecidas de Brasil no es lo que causa cosas como ésta, porque desde luego, aprender a leer para leer carteles como el de la foto es para no aprender a leer nunca. Vamos a ver, si alguien es tan inculto como para no saber las normas básicas de educación cuando se entra en un lugar público como el que tiene este cartel, lo más seguro es que no sepa leer. Y, al contrario, digo yo que los que saben leer no deben de tener problemas para aplicar unas básicas normas de educación como las que pide el cartel.
Pero Brasil es diferente... En todo el barrio se ven carteles como éste a la entrada de los comercios y de los bares o carteles parecidos. El de la foto está en la central del servicio de autobuses, un poco más abajo de mi casa. A mí aún me hacen gracia esta clase de anuncios, pero reconozco que cada vez me sorprenden menos (a fuerza de verlos por todos lados).
Hablando del autobús, lo de esta mañana ha sido una "experiencia religiosa": En un momento dado (me tomé la molestia de contar) íbamos ciento veintitrés personas en un autobús de cincuenta y tres plazas (36 sentadas y 17 de pie, según el cartel de la puerta) Y al autobusero le importaba un bledo cómo íbamos de ensardinados; el tío seguía a su ritmo de comerse al coche de delante y saltar en cada uno de los resaltos (ver aquí), con lo que la gente se te clavaba en la espalda o en el sobaco, dependiendo de la orientación de las sardinas, digo, de las personas. Y es que el transporte público no es lo mejor que tiene este país... Ni sus carteles...