domingo, 31 de octubre de 2010

Fuera de la Universidad: Churrascada universitaria

Empezamos con el cartel: os juro que la primera vez que vi esto tuve que leerlo dos veces... No entendía nada.
Resulta que este sábado, los alumnos de arquitectura se reunieron en una finca que se dedica a este tipo de fiestas, para celebrar una churrascada con la que recaudar algunos fondos para su fiesta de fin de curso o de graduación (la verdad no lo sé muy bien)... El caso es que al poco de llegar (es decir, aún no había bebido ni una caipirinha, ni una cerveza, ni nada), me topé con la leyenda de este cartel, que visto desde donde estaba sentado decía algo así como "Está totalmente prohibido hacer barullo y ligar". No podía ser, pero era.
Pero bueno, yo como recién llegado a esta tierra y como primerizo en fiesta universitaria brasileña me dije, "será que aquí la gente se pasa mucho y por eso les ponen el cartelito para que se controlen..."
De todas formas, yo veía a mi alrededor y no encontraba mucha pasión, barullo ni desenfreno, sino gente más bien seria, hablando de sus cosas, sentaditos en sus mesas, yendo de vez en cuando hasta los puntos donde se servían las carnes o las zonas de ensaladas y pastas que podéis ver aquí debajo... Todo muy estándar y todo muy bonito...

En ese momento de la fiesta yo no entendía ni jota de la razón de ese cartel. O, tal vez, -pensé- es que les corta tanto el cartel que aquí ni diós mueve un dedo no sea que se lo corten... En fin, que empezaron las carnes, los platos de ensaladas, las cervezas y el chopp, las caipirinhas, y aquello, con la música del DJ que había en el lugar, empezó a animarse un poco. (Un inciso: Me cago en el Pana Pana Americano de los Güevs -y pongo Güevs, por que si pongo huevos, mi sobrina Irene me puede decir algo-)
Según iba pasando el tiempo, la gente se empezó a soltar un poco, y yo no sé si es la versión universitaria del "aquí me agarro un pedo del quince" en Brasil, pero la bebida más de moda entre los veinteañeros de este lado del charco es la "caipirinha de cerveza". La probé, y no estaba mal, pero me pareció un sucedáneo del calimocho, que según recuerdo es la bebida oficial del botellón universitario en España (salvo que hayan cambiado mucho las cosas en los últimos años).
Y claro, llegó el baile...

Aquí la gente baila todo. Yo creo que les pones una patata que haga música, y le sacan un baile. No sé si por los efectos de las caipirinhas con cerveza, pero llegado ese punto de la fiesta en que todo el mundo se deshinibe un tanto, la gente empezó a disfrutar como se disfruta aquí en Brasil. Y eso que, por primera vez en el tiempo que llevo aquí, no paró de llover en todo el día, porque de lo contrario, el sitio -que tenía una hermosa piscina y una finca "tamaño Brasil" (es decir, grande)- hubiese sido perfecto para un auténtico desmadre.
Bueno, por lo menos ya me había encontrado algo que me recordaba mis tiempos de universitario. El universitario es transgresor: el cartel prohibía hacer barullo y allí todo el mundo estaba haciendo barullo. Buen síntoma. Pero no os creáis que en la fiesta sólo había veinteañeros/as con ganas de alcohol, no... Resulta que el horario nocturno de esta Universidad hace que muchos profesionales puedan asistir a clases, así por ejemplo en Arquitectura, hay varios/as Ingenieros y profesionales del sector inmobiliario, que se están reciclando y/o mejorando sus conocimientos con la idea promocionarse profesionalmente. Todos rondan o son de edades bastante superiores a la mía (43 años) y formaban posiblemente el 20% de los asistentes a la fiesta. Pero, como cabía de esperar, estos son los peores. No sólo hacían barullo, sino que además intentaban descaradamente ligar con las/los jovencitas/os del lugar, contraviniendo claramente las disposiciones de aquel lugar. Yo ya no entendía nada de nada.
Y, cuando para que no me tachase nadie de mentiroso, me acerqué al dichoso cartel para hacerle una foto, lo que descubrí me dejó absolutamente planchado:
(Está totalmente prohibido hacer barullo y encender el sonido después de las 23 horas). El cartel estaba colocado tan bajo, que las cabezas de los que estaban sentados entre el cartel y mi mesa, no me dejaron leer la totalidad del mensaje que me estuvo atormentando media tarde.

viernes, 29 de octubre de 2010

Pedro

Pedro es una de las personas más amables que me he encontrado desde que estoy en Brasil. Él trabaja en el Condomínio (Urbanización) llevando el mantenimiento de 13 piscinas y 22 jardines. No sé si deciros que tanto las piscinas como los jardines son los más cuidados y bonitos que he visto en mi vida. Pedro es minucioso hasta el detalle más ínfimo. Mientras que hablo con él, ya que acaba de venir a regular el Ph y el cloro de la piscina esta tarde, él no deja de trabajar, pero siempre está con una sonrisa.
Los últimos fines de semana, Pedro ha llevado el bar que se ha montado al lado de las pistas de tenis durante la Paella Cup. Le he visto trabajar a destajo, él solo, y siempre con una sonrisa. Me dice que él es feliz con lo que hace, porque sabe que lo hace bien. Su trabajo le da para vivir y está siempre al aire libre. No me da muchas pistas, pero me asegura que su familia vive bien gracias a su trabajo y que a él eso le basta para ser feliz.
¡Hay tanto que aprender aquí!
Pedro, además, sabe algo de informática y de fotografía digital. Ha visto el site que he montado con las fotos de la Paella Cup y me ha pedido copias de algunas fotos en las que sale él. Ve mi cámara digital y dice que con 4 megapíxeles puedo hacer buenas fotos en 15x10 cm., que él tiene una de 2 magapíxeles y que le salen bien para 10x8 cm., pero que no puede hacerlas mucho más grandes sin perder calidad. Le he dado mi correo electrónico y me va a pasar los números de las fotos que necesita. Se las mandaré tan pronto como lo reciba.

En la Universidad (3: Nueva visita)

La noche del pasado miércoles estuve de nuevo en la Universidad de Salto. El motivo era concertar las fechas y horarios definitivos de las palestras (conferencias) que voy a dar al principio del próximo mes, vamos, la semana que viene y la otra, y fijar los contenidos de ambas. Mi idea era discutir esos pequeños detalles y marcharme a inspeccionar la zona del río, que como ya os he dicho anteriormente en este blog, tiene un cierto encanto y muchas sorpresas. Pero, mi gozo en un pozo: me vi envuelto en una guerra de celos universitarios de lo más interesante y de la que no salí excesivamente bien parado.
En la Universidad de Salto sucede exactamente igual que en el resto de Universidades que conozco. Los profesores son vanidosos, celosos al máximo y se creen que son algo así como el centro del universo. Siempre hay excepciones, pero el patrón de profesor universitario es ese.
La verdad es que si yo voy a dar dos conferencias en la Universidad de Salto es por el interés personal de una de las profesoras, Luciana Talavera, profesora de Linguagem Visual en Arquitectura. Ella fue la que en mi anterior visita me presentó al Coordinador (Decano) de la Facultad de Comunicación e insistió en que yo diese una segunda palestra en esa Facultad, que quedó fijada para el día 9 de noviembre.
Pero en la visita de anoche, aprovechando que Luciana estaba dando clase, el profesor Cortez (ya tiene hasta apellido de villano el tío) me pidió una reseña curricular y una foto para difundir la importancia de mi conferencia en los medios de comunicación locales y, de paso, colgarse él una medallita a costa de la Profesora Talavera. Yo me dejé querer, máxime cuando yo sabía que a continuación iba a estar con Luciana y con el Director (Rector) de la Universidad, y que iba a dejar muy claro que fue la profesora Talavera la que me había invitado. Pero claro, tanto el Director como Luciana se dieron cuenta de la jugadita del tal Cortez y, como no debe caerles muy bien, se apresuraron a pedirme el currículum, la fotografía, se trajeron a un periodista para que me entrevistase y adelantaron la palestra que yo tenía que dar en Arquitectura el próximo día 15 o 16, al día 4 y en el Auditorio Nobre de la Universidad, con capacidad para 500 personas.
Celos entre profesores universitarios. Pero aquí el perjudicado (por partida doble) he sido yo, que me he quedado sin la visita a la zona del río por la larga reunión con el director y Luciana, y que ahora llevo dos días currando como un loco para tener preparada la conferencia y el contenido multimedia que la acompaña (¡¡Y lo que me queda aún!!).

jueves, 28 de octubre de 2010

Aquí también hay "¡Hola!"

Todos sabéis que muchas de las telenovelas que llegan a España son brasileñas. Quien no lo sepa es que vive en otro mundo o es un eremita. Pues bien: mis extraordinarias dotes como investigador (que Dios guarde muchos años) ya han podido descubrir el porqué de esa importación en España del material folletinesco brasileño. Nosotros les hemos pagado con nuestro mayor patrimonio cultural desde los escritores del Siglo de Oro y Cervantes: la prensa del corazón. El "¡Hola!", edición española, aquí está supercotizado y es relativamente fácil de conseguir en São Paulo. Y, además, ya ha salido la edición "Hola! Brasil" que es todo un "sucesso" (éxito) en esta parte del mundo. Claro, ellos nos han exportado lo más cutre de su -por otra parte- buena televisión, porque nosotros les habíamos enviado previamente lo más floridamente amarillo de nuestro -por otra parte- buen periodismo. Quid pro quo. ¡Hala!

Cemento: Sâo Paulo y cemento

Sâo Paulo es una ciudad mareante. Veas a donde veas siempre hay cemento. Hay quien afirma que es la ciudad con más rascacielos del mundo y yo creo que tiene razón. Es una ciudad inabarcable. El 35% del PIB de Brasil sale de aquí (y el 18% del PIB de toda Sudamérica). Aún no la conozco, sólo he pasado por sus enormes "rodovías" para ir a hacer alguna cosa puntual, pero aún no me he pasado por sus calles. Sâo Paulo (que en realidad debería escribir São Paulo pero mi teclado no me lo permite fácilmente), es cemento. Y cuando el cemento se ha terminado, es más cemento, y más, y más...
Y después del cemento, o además de él, verás coches, y más coches, y más, y más... De hecho, en la ciudad está prohibida en algunos días y horarios la circulación para coches cuya matrícula acabe en 1 o 2 (los lunes), 3 o 4 (los martes), 5 o 6 (los miércoles), 7 u 8 (los jueves) y 9 o 0 (los viernes). Pero claro, en vez de usarse el servicio público de transportes, la mayoría tiene dos coches con matrículas distintas. En eso no se adelanta nada. Pero ya os contaré más cosas de esta megalópolis, la ciudad más grande de américa del sur, en otro momento, cuando la haya visitado con más calma.
(NOTA: Las fotografías de esta entrada han sido tomadas desde un coche a más de 100 km/h y con una llovizna persistente, por ello no tienen una calidad mínima exigible...)

miércoles, 27 de octubre de 2010

Entrada provisional: Paro forzoso

Esta es una entrada provisional, que borraré cuando se haya resuelto el "poblema" que tengo. Mi ordenador portátil, el único que tengo aquí en Brasil, me está jugando varias malas pasadas. La última me ha obligado a dejar de producir temporalmente nuevas entradas para este blog (porque yo sin el Photoshop soy medio yo o, como diría la Esteban: ¡¡Yo por mi Photoshop MAAATTTOOOOO!!). Será posiblemente cuestión de horas y pronto esté todo en orden. Por lo pronto os adelanto algunos de los próximos contenidos:
- Aquí también hay "HOLA"
- Cemento. Sâo Paulo y Cemento.
- Universidad: Capítulo 3

lunes, 25 de octubre de 2010

El metal, la potencia y el tiempo

Cavicon es una empresa del sector del metal que dirigen mis primos en Itú. Guiados por el olfato negociador de Tote y la mente clara para la producción y logística de Andrés, ha pasado de 8 a 80 empleados en un periodo de tiempo corto. Y de eso quiero hablaros, del tiempo y de la potencia.
Una de las cosas que más me llaman la atención en Brasil es que todo parece que va aparentemente a un ritmo lento, pero todo evoluciona y cambia muy rápidamente. En dos semanas que llevo aquí me he ido dando cuenta de la potencia real de este país, de la increíble capacidad que tiene para cualquier cosa que se plantee, aunque las formas parezcan pacientes y tediosas.
Desde el comercio, el mercado, la construcción -lejos de la infame burbuja inmobiliaria española y su especulación-, la industria, las comunicaciones, todo es pujante y, aunque me dicen que la crisis se ha notado un poco, todos aseguran que aquí sólo ha sido un pequeño resfriado de la economía, que se curó con un par de aspirinas y un poco de sudar en cama...
Por ejemplo, el paro está un poco por encima del 6%. Es cierto que el tejido industrial está aún poco modernizado y por ello emplea mucha mano de obra en lugar de máquinas más eficientes. Pero es que es otra mentalidad: aquí la mano de obra es barata y aunque los sueldos parecen muy escasos en comparación con España, el coste de la vida es -en casi todo- mucho más bajo. La gente vive más o menos feliz, en líneas generales.
Ver una empresa del volumen de la de mis primos con casi un centenar de empleados sería algo impensable en España, por costes, por competitividad... por todo (sobre todo porque los mercados mandan sobre las personas)... pero aquí es al revés, aquí las empresas tal vez sean un poco menos "competitivas" en terminos económicos, pero son mucho más humanas y potentes... Y posiblemente ese factor humano sea lo más grande que me he encontrado en el poco tiempo que llevo en Brasil.
Y no quiero enredarme con complejas teorías económicas, que si Keynes, que si Adam Smith, que si tal o que si cual... Sois muy libres de pensar que no tengo ni idea de esto, pero -creedme- sé muy bien lo que veo y sé muy bien que España y, por extensión, Europa, va a volver a caer en los mismos pecados. El ejemplo no son los yankies, el ejemplo es Brasil: aquí las cosas valen lo que cuestan y la felicidad no está en tener el mejor coche, sino en que el Corinthians le gane al Palmeiras, y que la cerveza esté bien fría después de trabajar nueve horas...

Desproporcionado: "A cidade onde tudo é grande" (4)

A petición popular, sigo con la serie de desproporciones que hay en Itú, con el famoso semáforo que está en el centro. Así como hay otros lugares en los que el semáforo es más bien un elemento decorativo (nadie le hace caso), en este cruce, el semáforo es también un elemento decorativo, pero nadie se atreve a saltárselo. "Cosas veredes, amigo Sancho", decía don Quijote, "no son molinos, sino gigantes"...

Creatividad

A nadie se le debe escapar que los brasileños son unos auténticos maestros de la creatividad. Sus anuncios siempre están, con los españoles, norteamericanos, argentinos y franceses, en la cabeza de los certámenes internacionales de publicidad. A un nivel menor, más local, la verdad es que tienen mucho ingenio. En el "shopping" (Centro Comercial) de Itú hay un pequeño puesto de serigrafía de camisetas y el logo que veis arriba es uno de los que más me ha llamado la atención.

domingo, 24 de octubre de 2010

"Festa rachada"

Vamos a empezar por el principio, porque si no, me lío: Este domingo se celebraba en el Condominio de Santo António la esperadísima final del prestigioso torneo de tenis "Paella Cup", que como todo buen torneo tiene su parte deportiva, pero una más interesante parte lúdica que va a ser el objeto principal de esta entrada en el blog. Antes de nada, y visto lo sucedido y el estado (¿lamentable?) en el que acabamos todos, hay que decir que cuando en Brasil se dice fiesta, es que es una verdadera fiesta. Fiesta, en este caso, es caipirinhas  y caipiroskas de todos gustos y sabores, una buena pitanza (en este caso, paella), fiesta es música y es baile. Pero sobre todo, en Brasil, fiesta es ¡¡FIESTA!! Sin medias tintas.

Como podéis ver, desde primera hora de la mañana, se preparaban frutas diversas, seis paellas (para unas 250 personas), escenario para el grupo, en fin, todo lo necesario...

No sé si os dije que esto era un torneo de tenis y que se jugó la final ¿no? Bueno, pues esa era la excusa, que no la espina dorsal del asunto. En España, seguramente hubiese quedado todo en ello, en el partido me refiero, y después una digna entrega de trofeos y cada uno para su casa. Aquí no. Aquí hubo mucha gente viendo el partido, pero llegó más para el post-partido.
Por cierto, para hacer la foto del partido, y como no era capaz de tener un buen ángulo de visión, me subí a una de las torretas de iluminación. Juro que aún no había bebido nada. Pero también juro que será difícil que me vuelva a subir a una de éstas.

 Para este día había que traer un "convite" (entrada) como ésta, en el que había un cupón para un sorteo, y dos cupones para los correspondientes platos de paella que tocaban por cabeza. Cuando entregabas tu cupón del sorteo, te ponían una pulserita de colores con la que podías acceder a los aperitivos, la barra libre de cócteles y la zona de la comida. Si os fijáis, los brasileños tienen muy claro quién es la actual campeona del mundo de fútbol, de ahí lo de la bandera española y su correspondiente estrellita, no os creáis que eso lo han hecho por mí, ¿eh?
A medida que pasaba la mañana, la paella iba tomando forma. Aún no estaba abierta la zona de aperitivos, por lo que creo que por lo menos las fotos que hice hasta esta hora me salieron enfocadas. No seáis malpensados, que las siguientes también salieron bien... porque puse el auto-focus, claro.


 En el momento de abrir la zona de aperitivos, me recomendaron que me pusiese en un lugar estratégico. Por lo que la primera caipirinha que salió de la coctelería, manejada por el inefable Paulo (en la foto superior), se la bebió el que escribe estas líneas. Después saldrían otras más porque, claro, Paulo me hizo probar todas las combinaciones posibles de fruta, a saber: lima, fresa, piña, maracuyá y kiwi, de una en una, de dos en dos y alguna combinación con tres frutas a la vez, dan -que yo recuerde- por lo menos veintitantas caipirinhas... ¿tomé tantas? No creo, pero es que hacer cócteles con la fruta de aquí, es otro rollo.
Por cierto, pasé con nota mi prueba de hacer caipirinhas. Paulo probó una caipirinha (con pinga -cachaça-, no con el estúpido vodka que tanto gusta aquí) hecha por mí, y me dijo que pasaría por caipirinha brasileña hasta en los paladares más exigentes, que conste en acta. Para mi desilusión, la gente aquí toma mucha más caipiroska que caipirinha. Para ellos es más "chic". No lo entiendo: por cada caipirinha salían unas cinco caipiroskas. En vez de Brasil, esto parecía Rusia.
 A la hora de sentar nuestros reales en la zona para comer la paella, también descubrí que había dos zonas de autoservicio de cerveza de presión, más concretamente de chopp, que es una cerveza sin pasteurizar que se hace para consumo casi inmediato y que está muy extendida en Brasil. Como podéis ver en la foto, mi tío se trajo su "pequeña" jarra de cerveza de casa para la ocasión. La pulserita verde que llevamos todos indicaba que éramos "no jugadores", ellos la llevaban naranja, los currantes de la paella y los cócteles, azul, y los de la "comisâo" organizadora, amarillo. Todo muy organizadito.
La paella estaba lista hacia las 12:30 del mediodía, que es la hora de comer aquí los días festivos (más bien tarde, para lo que se estila...) Ricardo, quien por cierto fue compañero de trabajo durante mi semana de "estagio" en la Publicenter, fue el cocinero responsable de la paella. Él, además de un excelente comercial publicitario, tiene montado este pequeño negocio gastronómico de fin de semana. Durante el tiempo que estuvo en los fogones, yo por lo menos le ví cerrar tres tratos para cocinar varias paellas en fiestas y saraos del lugar.

Claro y llegamos al tema música. Un nombre: "Doctor Jones". No es un grupo de pachanga, porque -afortunadamente- en Brasil aún no la han descubierto, creo. Lo más cercano que encuentro para definirlos es "Los Currichos" en Vigo: un grupo de versiones all-round, muy "souleras" casi todas, fantástico. Además, consiguieron que durante más de dos horas y media todo -y cuando digo todo, es todo- el mundo estuviese bailando, todo el rato, con los pequeños paréntesis de ir a "fornecerse" de caipirinhas o cerveza chopp. A mí me ganaron ya cuando, nada más entrar antes de empezar la paella, se largaron una versión de "Simply Red" que me parecía que el propio Mick Hucknall se hubiese personado allí para cantar... ¡¡Menudo nivelón!! Pero claro, además los "Doctor Jones" tocaron una cantidad de éxitos brasileños (J-Quest, Legiâo Urbana...) e internacionales (James Brown, Blues Brothers...), a cada cual mejor.

Llegados a este punto, claro, mi estado ya rozaba lo lamentable, de lo que da muestra esta fotografía. Pero mamá, no te preocupes, las manchas de mi polo son de agua o cerveza, porque me la acababan de tirar por encima... Esas salen y no tengo que hacer ningún prelavado. En la foto estoy con Pedro y estoy bebiéndome la caipirinha de maracuyá y fresa, así que si me acuerdo de lo que bebía, mi estado no llegó a ser tan lamentable como creí que había llegado. Y es que antes de escribir estas líneas en el blog, he estado durmiendo la mona, digo, la siesta, pero no he dejado que pasen muchas horas para no olvidarme de ningún detalle.

viernes, 22 de octubre de 2010

"Oficina dos prazeres"

Para que luego digan que los brasileños no son creativos. Este Sex-Shop se llama "Oficina dos Prazeres" y sí, es el sex-shop de Itú.

Hasta en Brasil tienen sucursales

A los partidos políticos no se les puede dejar sueltos...

Futbolín y bares

Aquí, en Brasil, el fútbol es religión, como ya debéis saber todos. Y además Brasil y España están unidas por algo que va más allá de lazos culturales, étnicos, religiosos... España y Brasil están unidas por los bares y los futbolines, mejor dicho, están unidas por los bares con futbolín. ¿Qué sería de un bar de barrio si no tuviese un buen futbolín? Pues aquí, tal vez no haya tantos bares como en España, ni todos los bares de barrio de aquí están regentados por orensanos jubilados de Citroën (aunque alguno habrá, digo yo), pero sí todos tienen un hermoso futbolín o un billar -como el de la foto-.
Y en cuanto al fútbol, es ya una constante que he estado percibiendo en mi aún corta experiencia en Brasil. Hay tres preguntas que te hacen todas las personas que te encuentras o que te presentas. Son las tres primeras que te formulan cuando entablas una conversación. Es más, muchas veces son las únicas tres preguntas que te hacen, y siempre por el mismo orden. A saber:
1) Así que tú eres español ¿no? Buen país, ¿no?
2) Y las "garotas", ¿qué? ¿son muy cachondas las garotas españolas, no?
3) ¿Y tú de qué equipo eres? ¿Del Madrid o del Barça?
Cuando les respondes que sí, que eres español, que lo de buen país es según como se mire (ahí me sale mi vena gallega), que las "garotas", como en todas partes, hay de todo, y que no eres ni del Madrid ni del Barça, sino que en todo caso del Celta, pero sobre todo Anti-Depor... se quedan con una cara de asombro como si hubiesen visto un extraterrestre. Pero les haces reflexionar y los más avispados se dan cuenta que en España no todo son toros y paella, que los mitos sobre mujeres (y sobre hombres, también) son ganas de simplificar y que en la vida hay más cosas que el fútbol ¿no?

Sin palabras (2)

42 grados y paseando bajo el sol

Hoy ya le perdí el miedo a pasar por la favela. Fue mi último día de trabajo como "becario" en la Publicenter y simplemente os tengo que dar la buena noticia de que se han quedado muy contentos conmigo y que el próximo miércoles, al regreso de unas mini-vacaciones del jefe me van a ofrecer trabajo (de hecho, ya me lo ha ofrecido hoy). Por supuesto que pasar por la favela al subir de comer ha sido lo que menos me ha preocupado; lo peor han sido los 42º y que en toda la subida hasta el curre, después de comer, no había ni un metro de sombra. Imaginaos estar andando, después de comer, cuesta arriba, más de tres kilómetros, sin sombra y a 42º. ¡¡Hasta el sudor se secaba!!
La foto no es muy descriptiva, pero es la única que me he atrevido a hacer en la favela, porque estaba todo el mundo resguardado del sol, que de lo contrario no sé si me hubiese atrevido.

jueves, 21 de octubre de 2010

En la Universidad (2: Salto, turno de noche)

Lo prometido es deuda: vamos con el segundo capítulo de lo que me pasó la quarta-feira (el miércoles) en la Universidad de Salto. Bueno, más que lo que me pasó, lo que vi y viví.
Cuando llegué a la Universidad eran ya los últimos minutos de sol del día, hacia las siete de la tarde. Por fuera se ve que la Universidad ha sido una gran fábrica. Es de estilo inglés post-Revolución Industrial. Efectivamente, hasta bien entrado el SXX ha sido una fábrica textil y que se han aprovechado sus diversos edificios para crear aulas, biblioteca, zonas de estudio y hasta un bar con terracita muy animada. La Universidad está encima del Tieté y cuenta con grandes zonas ajardinadas y varias construcciones muy notables.
De entrada te choca que la gente vaya a clase después de cenar, pero bueno, también me choca en España la moda de ir enseñando los calzoncillos (de marca, por supuesto) y no me quejo. Ya cuando para acceder hay tornos y tienes que pasar con tarjeta, el mosqueo es alto, pero lo das como una medida de seguridad para que no accedan vagos y maleantes al Templo de la Sabiduría. Craso error: Lo del acceso es para controlar la asistencia a clase. Pero cuando entras en una clase y ves que, además, pasan lista, ya empiezas a ver que esto es muy distinto. Si, aún por encima, vuelven a pasar lista al terminar la clase, es que ya no entiendes nada. ¿Será porque la profesora se ha podido confundir al pasar por primera vez la lista? ¿Será porque ha anotado la asistencia en un papel de esos de broma, que cuando escribes, al rato se borra? Un misterio.
Bueno, tras un periplo por el exterior de la Universidad, visita guiada por la profesora de Linguagem Vissual, Luciana (por cierto, hija de españoles de Madrid), ella me invita a pasar al interior de la Facultad de Comunicación. Y oye, allí me sentí muy a gusto. Clases de radio, de prensa, fotografía, platós de televisión, todo muy modernito y muy bien. Luciana me presenta al Coordinador-Director (lo que en España sería el Decano) de la Facultad, y concertamos fecha y contenidos para la "palestra" (Conferencia) que voy a dar a los alumnos de allí. "Tudo bem".
Volvemos a la primera Facultad en la que había estado con Luciana, la de Arquitectura -donde estudia mi tío- y pasamos por la zona de profesores. Está todo en obras (¡Claro!, son arquitectos) y nos dirigimos a la clase en la que Luciana va a tener que impartir su materia la siguiente hora. Allí me despido de ella, tras concertar la segunda de las palestras que voy a dar allí.
Total, que como a mi tío le queda aún una hora y media de clase, abandono el recinto universitario, ya de noche cerrada, y voy a ver qué pasa en los alrededores, en Salto.
La Universidad de Salto da a una plaza grande en cuyo extremo más bajo están sus oficinas, en la parte más alta está una Iglesia, bajando a la derecha están los tornos para la entrada de los estudiantes y hacia la izquierda hay multitud de bares (llenos de universitarios, por supuesto). Hace calor y alrededor del monumento a los fundadores de Salto, muchos hacen botellón con las famosas "garrafas" de cerveza de las que ya he hablado en otra ocasión. Un poco más arriba, una pareja se está achuchando (pero mucho más comedidamente de lo que se estila en España), sentados en un banco. Alrededor de la plaza pasan muchos coches con las ventanillas bajas y la música a toda pastilla (¿no os suena?, pues parece que a los conductores de esos artefactos, efectivamente no les suena lo suficientemente alto) Un Volkswagen Escarabajo de los antiguos, modificado ("tuneado" diríamos en Vigo), pasea a tres ruedas y con una de las delanteras en el aire, pero no le hace caso nadie; al fondo oigo música, pero no es de la música bacaladera (Maldito Pana, pana, Americano -todo el verano sufriéndolo en Vigo y ahora aquí se acaba de poner de moda-), sino que suena una música distinta. Efectivamente: veo una especie de bar de la que sale música en directo. Se trata de un trío de universitarios, con más voluntad que acierto, que hacen versiones bossa de canciones que deben ser muy populares aquí porque hay "gruppies" que las tararean, incluso buena parte del público las conoce.
Entro en el bar y veo alrededor. Es como una especie de patio por el que se puede ver la torre de la iglesia. La gente sólo toma cervezas de esas de botella "maxi". Claro, ya veo por qué. Cuesta 2,50 R$ (2,50 reais = 1,05 €) con entrada al local y música en directo. Por eso me han cobrado 2,50 R$ a la entrada, coño, es que pareces parvo.
Pues nada, que me voy tomando con resignación la cerveza mientras que escucho al grupito. Hace calorcito, unos 25º a las nueve y cuarto de la noche, dos horas después de la puesta del sol, y sigo viendo alrededor. Hay momentos en los que la gente pasa olímpicamente de la música. Detrás de donde estoy, dos parejas juegan al billar. Al cabo de un rato me aburro y salgo a ver más la calle de Salto por su zona universitaria.
Pero no encuentro muchas cosas nuevas, ni muy distintas. Así como la Universidad me resultó chocante, el exterior no difiere mucho de lo que te podrías encontrar en la zona vieja de Santiago o de Salamanca, eso sí, más al estilo Brasil. Salto no parece muy distinta de Itú, salvo que hay algunas casas más altas, pocas, pero sí que son más que las que hay en Itú. ¡Ah! Y también por el río que pasa al lado de la Universidad, pero eso ya lo contaré en otro momento.

miércoles, 20 de octubre de 2010

En la universidad (1: primeras impresiones)

Acabo de llegar a casa a las once de la noche de aquí, tras haber salido a las seis y media de la mañana. Como podéis comprender no estoy muy entero. La razón de este horario es que hoy, al salir de trabajar, me he ido a la Universidad de Salto, donde en breve daré unas conferencias sobre comunicación visual en la web en dos facultades (la de comunicación y la de arquitectura). Me he encontrado con la vida universitaria brasileña en el turno de noche. ¿Os imagináis ir a clase después de cenar? Fascinante.
He estado con varios profesores delimitando los términos de las conferencias, acordando fechas y demás detalles, pero después, durante una hora y media, -mientras que esperaba por el término de las clases de mi tío, que ahora pasados los sesenta, estudia arquitectura- me he dado una vuelta por la parte universitaria de Salto, he visto el ambiente y hay mucho que contar... Pero será mañana que hoy sólo me quedan seis horas de descanso, y estoy rendido. Prometo fotos e historias variadas.

martes, 19 de octubre de 2010

El "Rebeca": Padaria & Conveniència y otras "coisas"

Como comenté en los posts de ayer, estos días estoy comiendo en el "Rebeca. Padaria & Conveniència", una especie de panadería-supermercado-restaurante de plato del día y bocatas que está cerca de donde trabajo.  En el "Rebeca" come gente que trabaja por la zona de la "Marginal", administrativos, vendedores de comercio, y así... Me recuerda a la fauna que te encuentras en el "Ecos" en Vigo. Se come bastante bien, muy abundante y muy barato. Entre el "Rebeca", que está en la "Marginal" y mi trabajo tengo que pasar por varias calles de casitas bajas (casi todas con perro amenazante en la puerta) y la favela (que podéis ver en una foto más abajo).
Pero hoy me he encontrado en ese trayecto una tierna escena de mamá gallina y sus pollitos que me ha parecido de lo más reseñable. Es curioso que esto ya no se vea en España. Yo por lo menos, desde mi infancia cuando iba a Tui a ver a mis abuelos, no recuerdo haberlo vuelto a ver.
 Mientras subía hacia Publicenter me fui pensando una tontería: estoy casi seguro de que esta escena no se puede dar ahora cerca de Vigo por dos razones, o bien porque los pollos tienen que estar controlados por Sanidad y deben vivir "plácidamente" hacinados en esas fábricas intensivas de huevos y productos de pollo para consumo masivo, o para McDonalds, o bien porque en España la calle ya sólo es para los coches y los ejecutivos agresivos con móvil en mano que tienen que cerrar urgentemente sus negocios, y por las calles ya está mal visto que jueguen los niños o vaya mamá gallina con sus pollitos... Afortunadamente en Brasil eso aún no pasa.

lunes, 18 de octubre de 2010

Hay favelas y favelas

En Brasil hay favelas (las conocidas, las de Río y Sâo Paulo, las peligrosas) y favelas como la que se ve calle abajo desde Publicenter. Son gente sin recursos que "okupan" unas casas abandonadas y viven como pueden en el entorno de Itú. Los niños se pasan el día en la calle, jugando con un maltrecho balón, y las madres se sientan en las puertas de las casas, a conversar mientras que pasa el día. Cuando tuve mi descanso de una hora para comer, bajé por la favela hacia la "Marginal" (no penséis mal, es como se llama la circunvalación interna de Itú) para comer algo y en ese momento llegaban algunos chicos y hombres jóvenes con una furgoneta recogiendo cartones y envases. La gente al pasar me saludaba: "Bom dia! Tudo bem? Tudo bom". Tudo bom, sí, para ellos aún así, todo va bien.
Por cierto, para los amantes de los datos: Comida de plato del día en el "Rebeca", bar-supermercado-panadería-restaurante de la Marginal, constaba de un plato de ensalada de lechuga, tomate, zanahoria en juliana y cebolla en aros, un bol de feijôes (un tipo de habichuelas pardas condimentadas de una forma parecida a las lentejas), y un plato de arroz, pechuga de pollo a la plancha y puré de patata y una bebida, precio total 11,10R$ (11,10 reais = 4,70 €). Casi no puedo con todo.

Como un becario: Nueve horas de curre y feliz

Feliz como una lombriz. Después de más de un año sin poder trabajar (sin contar mis chollitos free-lance desde casa), hoy he trabajado. Y la verdad es que las nueve horas de jornada laboral se me han pasado bastante rápido, a pesar de tener que currar con mi odiado Corel Draw, a pesar de trabajar (de nuevo) con vinilos y plotters de corte, a pesar de tener todo el día veinte pares de ojos viendo lo que hacía y cómo lo hacía, la verdad es que me he sentido bien, como un becario, pero sin poner cafés al jefe. De hecho, al terminar, me han confesado que he hecho mucho más de lo que esperaban de mí y que además me había sobrado tiempo para hacer una pequeña demostración de mis habilidades con el Photoshop y mostrar mi portfolio de webs. ¡Bien! La verdad, ¡bien!
En la foto veis la fachada del sitio donde voy a estar nueve horas o nueve horas y media al día durante toda esta semana. Se llama Publicenter y es una buena empresa de publicidad y comunicación visual en Itú.

sábado, 16 de octubre de 2010

Karaoke, deporte nacional

Al final, el suplicio de las caipirinhas quedó aplazado... Pero la solución fue aún peor.
Todos conocéis mis nulas aptitudes canoras, es decir, no canto ni "patrás". Pues bien, la jornada del sábado en la "Paella Cup" de la "Confraría de Tenis do Condominio dos Campos de Santo António" concluía con una cenita a base de pizzas donadas por uno de los patrocinadores del evento y cervezas de barril que ponía gratuitamente otro de los sponsors. Una hora antes del comienzo, los organizadores, entre los que se hallaba uno de mis primos, estaban montando la infraestructura para un Videoke (Karaoke con vídeo) para amenizar la fiesta. En medio del montaje, a alguien se le ocurrió que yo podría empezar pinchando música con mi portátil mientras que no empezaba el karaoke y a mí me pareció una buena idea. Así, pensé, me libraría del tema caipirinhas y podría ganar enteros en la comunidad de propietarios del Condominio.
Ni corto ni perezoso, me fui a buscar mi portátil y mi disco duro y lo monté. Hasta ahí todo bien. Empezó la fiesta y pinché mi serie de éxitos all-round (para todos los gustos y para todas las edades) y, la verdad, triunfé (ver fotografía). Mala hora.
Mi triunfo como DJ hizo que más de uno, que a esa hora ya iba pasado de cervezas, dijese en voz alta a la hora de empezar la sesión de karaoke: "¡Que cante el pincha, que cante el pincha!". La jodimos tia Paca. El karaoke en Brasil debe ser algo así como el deporte nacional después del fútbol y el voley playa. ¿Os imagináis que yo pudiese cantar "Y si fuera ella" de Alejandro Sanz? ¿Verdad que no? Pues, menos mal que a nadie se le ocurrió grabarlo en video. Sería el número 1 en YouTube. Menuda catástrofe. ¡¡Qué desafine!! ¡¡Qué mal!! Eso sí; cuando dejé el micro, todo el mundo aplaudió enfervorizado como si el mismísimo Alejandro Sanz les hubiese estado allí cantando en directo... Me temo lo peor: mis caipirinhas no van a  ser aprobadas por el tribunal.

Art Decó

En Itú hay alguna variedad interesante de arquitectura. Existen dignas muestras de arquitectura colonial brasileña, pero sorprende ver más de una muestra notable de Art Decó, generalmente muy mal conservada, como podéis ver en la foto. Me dicen que el gobierno federal está dando ayudas para la rehabilitación y conservación de edificios y que paulatinamente se va rehabilitando la arquitectura del país, pero lamentablemente, en Itú hay planes preparados desde hace 18 o 20 años y aún no se han podido empezar a ejecutar por falta de esas subvenciones estatales. De hecho, más de un edificio catalogado para su conservación se ha perdido irremediablemente.

El canto de la cigarra

Anoche cayó una "tromboada" (tormenta eléctrica) del carajo sobre Itú. Hoy ha amanecido un día mortecino, con el sol intentando ganarse terreno a las brumas causadas por la humedad que hay en el suelo. Pero lo que más me ha llamado la atención ha sido el canto de las cigarras. Es espectacular. Van volando por todas partes y se esconden en los árboles. Es como una sirena de emergencias avisando de un ataque nuclear. Y las hay en casi todos los árboles.
No sé si os había comentado lo diferentes que son los árboles de aquí a los de Europa. Y bonitos, son muy bonitos.

viernes, 15 de octubre de 2010

Cruce de cables

Ver al cielo en Itú ciudad es encontrarte casi siempre con panorámicas como esta de la foto. Hay cables por todos lados, postes, antenas, parabólicas... Las calles, como son muy largas, me recuerdan a aquellos ejercicios de los cuadernos de dibujo en el que se practicaban los puntos de fuga de los paralelos en perspectiva. Ved si no esta foto:
Las líneas de cables, la calzada y las aceras fugan todas en el mismo punto. ¡Ah! Y está también lo del tráfico. No es el caos de Vigo, pero ya le vale. Que una ciudad de unos 150-180 mil habitantes tenga tal caos es para nota. Impera la ley del más fuerte, como en España en los años 80. ¿Quién se ponía el cinturón de seguridad? ¿Quién respetaba un paso de cebra? Eso sí, aquí hay unos cacho resaltos en todas las calles, que ríete tú de los que tenemos y tanto sufrimos en Europa. Aquí, si un tío va en una moto a 60 km/h y coge un resalto, adelanta al coche de delante por encima. Seguro. Ya pondré alguna foto de esas moles infectas.
Y no es sólo en Itú. Es en todas partes. Y además no creáis que son de caucho, que el vecino cabreado puede desatornillar y sacar, no... Son de "concreto" (En Brasil se llama concreto al hormigón armado), que ni con un pico eres capaz de horadarlos...


Comunicándonos mejor

Un inciso en el blog... Desde ayer jueves está lista la nueva versión de Skype, la 5.0, que, entre otras novedades, permite conectar facebook con skype, con lo que se pueden hacer comentarios desde el skype o desde un móvil con android y con la versión para móviles de skype. Además, en el skype aparecerán todos tus contactos de facebook sin necesidad de importarlos a mayores. Su funcionamiento es impecable, al menos en lo que yo he probado... Aunque tengo mis dudas que sea muy legal compartir datos de una plataforma a otra en España por lo que marca la Ley de Protección de Datos... ¡¡¡Pero como yo estoy en Brasil!!!

No meio do mato

Ayer celebramos el cumpleaños de uno de los hijos de mis primos "en medio de la selva" (y esto va con doble sentido). El lugar se llamaba "No meio do mato" (En medio de la selva) y en su interior nada muy distinto de lo que te puedes encontrar en cualquier otro establecimiento similar en España, salvo que éste contaba con un cubículo para fumadores, y la mitad del espacio estaba ocupado por los padres de las "crianças" poniéndose tibios de cervezas, cuyos vasos nunca podían estar vacíos porque siempre había un camarero rellenando el vaso (Me sorprendió que rellenasen los vasos abriendo latas de cervezas en vez de usar grifos, pero bueno, será costumbre aquí).
Hasta aquí todo (?) normal, o casi normal ¿no? Pues bien, lo que me ha dejado epatado fue que el local en cuestión tenía servicio de aparcacoches, como si fuese el emporio más glamuroso de la noche madrileña en la calle Serrano. Y ojo: no uno ni dos, sino más de ocho llegué a contar. Todos correctamente uniformados, pantalón gris marengo, camisa blanca, placa de identificación... En la foto podéis ver un grupo de ellos y el bolsito con el número identificativo y el control de seguridad por tarjeta de cada uno de los coches aparcados.
Evidentemente esto en España sería inviable salvo que el establecimiento se dedicase a yo-que-sé cumpleaños de los hijos de los jeques árabes en Marbella o algo así. Pero claro, Brasil es diferente. Aquí un sueldo de uno de estos aparcacoches puede estar en torno a los 600 R$ (600 reáis = 250 €). Y un cumpleaños con unos cien niños invitados más sus padres más las cervezas más la tirolina a lo Indiana Jones más el pastel y las fotos familiares en un marco incomparable de Mario Bros. más el mini futbolín humano, más el tobogán gigante, más las dos chicas pintando y haciendo trenzas brasileñas a las niñas, más los cuatro vigilantes de seguridad, más yo-qué-sé más... no sé cuánto le habrá costado a mi primo, pero se lo preguntaré... Evidentemente aquí el nivel de coste de la vida es mucho más bajo que en España, pero hay cosas que no dejan de sorprenderme. A veces creo que estoy "no meio do mato". ¡Ah! Eso sí... cuando llegamos dejamos el coche justo en la puerta con el morro hacia adentro, y a la hora de salir teníamos el coche justo en la puerta con el morro hacia afuera... Los chicos, muy profesionales.

jueves, 14 de octubre de 2010

Desproporcionado: "A cidade onde tudo é grande" (3)

Seguimos con el catálogo de cosas grandes en Itú. ¿Alguien sabe qué utilidad tiene un hidrante al que difícilmente podría llegar Pau Gasol? Bueno, pues está delante del parque de bomberos de Itú.

Alichela, manjar de dioses


Alichela es el nombre de un molho (salsa, mojo) que ha sido todo un descubrimiento. Además de ajo y unas verduras muy picadas entre las que pude distinguir aceitunas verdes picadas, perejil infusionado y orégano, lleva unas anchoas o boquerones en trozos (aliche en portugués), y creo que algo de laurel y algún tipo de pimienta... Se extiende sobre una rebanada de pan artesano (aquí llamado pâo italiano) y gloria bendita... También fue un descubrimiento del otro día en la Confraría...