lunes, 25 de octubre de 2010

El metal, la potencia y el tiempo

Cavicon es una empresa del sector del metal que dirigen mis primos en Itú. Guiados por el olfato negociador de Tote y la mente clara para la producción y logística de Andrés, ha pasado de 8 a 80 empleados en un periodo de tiempo corto. Y de eso quiero hablaros, del tiempo y de la potencia.
Una de las cosas que más me llaman la atención en Brasil es que todo parece que va aparentemente a un ritmo lento, pero todo evoluciona y cambia muy rápidamente. En dos semanas que llevo aquí me he ido dando cuenta de la potencia real de este país, de la increíble capacidad que tiene para cualquier cosa que se plantee, aunque las formas parezcan pacientes y tediosas.
Desde el comercio, el mercado, la construcción -lejos de la infame burbuja inmobiliaria española y su especulación-, la industria, las comunicaciones, todo es pujante y, aunque me dicen que la crisis se ha notado un poco, todos aseguran que aquí sólo ha sido un pequeño resfriado de la economía, que se curó con un par de aspirinas y un poco de sudar en cama...
Por ejemplo, el paro está un poco por encima del 6%. Es cierto que el tejido industrial está aún poco modernizado y por ello emplea mucha mano de obra en lugar de máquinas más eficientes. Pero es que es otra mentalidad: aquí la mano de obra es barata y aunque los sueldos parecen muy escasos en comparación con España, el coste de la vida es -en casi todo- mucho más bajo. La gente vive más o menos feliz, en líneas generales.
Ver una empresa del volumen de la de mis primos con casi un centenar de empleados sería algo impensable en España, por costes, por competitividad... por todo (sobre todo porque los mercados mandan sobre las personas)... pero aquí es al revés, aquí las empresas tal vez sean un poco menos "competitivas" en terminos económicos, pero son mucho más humanas y potentes... Y posiblemente ese factor humano sea lo más grande que me he encontrado en el poco tiempo que llevo en Brasil.
Y no quiero enredarme con complejas teorías económicas, que si Keynes, que si Adam Smith, que si tal o que si cual... Sois muy libres de pensar que no tengo ni idea de esto, pero -creedme- sé muy bien lo que veo y sé muy bien que España y, por extensión, Europa, va a volver a caer en los mismos pecados. El ejemplo no son los yankies, el ejemplo es Brasil: aquí las cosas valen lo que cuestan y la felicidad no está en tener el mejor coche, sino en que el Corinthians le gane al Palmeiras, y que la cerveza esté bien fría después de trabajar nueve horas...

1 comentario:

  1. Me gusta esa filosofía¡¡ Así deberíamos funcionar nosotros y dejarnos de tanto materialismo que nos lleva al desastre. A no saber valorar las pequeñas cosas, a no saber disfrutar con calma de una charleta con una ¡cerveza bien fría!.
    Disfruta mucho.
    Bicos

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