jueves, 14 de octubre de 2010

Caipirinha y psoriasis

Mi primera caipirinha en este viaje fue el pasado día 12 en la "Confraría (asociación) de tenistas del condomínio (urbanización) dos Campos de Sto. António". Tomar una caipirinha es un hábito normal en este país. Hacerla es una religión. Es como la tortilla de patatas en España. ¿Quién la hace mejor? ¿Cuál es la receta exacta? Me he metido en un buen embolado. Este fin de semana tendré que hacer yo las caipirinhas a mi estilo. Y el jurado más exigente me va a evaluar. Yo, por un lado, estoy tranquilo: Sé que hago una buena caipirinha y además disfruto del hecho de ser extranjero recién llegado. Pero por otra parte, si no les gusta, mi reputación -intachable hasta el momento- podría caer varios enteros.
También es cierto que el estado de mi reputación no sé si ya estará algo tocado tras descubrir el común de los mortales brasileños algo que es muy evidente: tengo psoriasis muy marcada en mis codos (cotovelos, dicen aquí) y eso no gusta aquí. No es como en España, que la gente te comprende e incluso te apoya, no... Aquí la gente piensa que eres una especie de apestado moderno. En las entrevistas que he tenido hasta el momento he debido de llevar manga larga para evitar el rechazo frontal, lo cual no ha dejado de sorprenderme. Pero el fin de semana y los festivos, yo voy con mis "cotovelos" al aire y si alguien se molesta, me da igual. Por cierto, hay un dicho en Brasil que tiene que ver con los "cotovelos": cuando alguien está con los "cotovelos" hinchados, es que es muy celoso o receloso de algo.

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