martes, 1 de febrero de 2011

De amaneceres incendiados, calores varios y verano incomprensible

Estos días atrás he pasado posiblemente el mayor calor desde que estoy en Itú. El verano brasileño nos ha castigado sin las preceptivas tormentas vespertinas, y ha sido tan duro el calor que hasta el sudor se secaba nada más caer por la frente. La imagen que tenéis encima corresponde al amanecer del pasado viernes, mientras que esperaba el autobús para ir a trabajar. Un espectáculo sin paliativos (Podéis ver la imagen en grande pulsando sobre ella). Total, que el fin de semana ha sido caluroso e incluso el lunes hasta que -por fin- llegó la lluvia a media tarde no se podía casi ni respirar el aire, porque venía reseco como el cuero viejo que ha estado al sol durante días en medio de un pedregal. Pero levantarse hoy ha sido como una bendición. La temperatura ha bajado unos quince grados de golpe y las nubes, que aún no han dejado mucha agua, han cubierto el cielo de Itú, dejándome otro hermoso espectáculo al amanecer, mientras que esperaba el autobús para ir al trabajo... Un amanecer incendiado. (Como podéis ver aquí abajo)

No hay comentarios:

Publicar un comentario